Once años atrás, la “U” se ubicó en la tercera posición del Grupo 4 de la Copa Libertadores y eso le valió para clasificar a los octavos de final, donde tuvo la pésima fortuna de enfrentarse al Vélez Sarsfield de José Luis Chilavert.
Allí quedó. Y desde ese entonces no pudo pegar el gran salto a la segunda etapa, racha que mañana podría terminar si es que le dobla las piernas al Blooming en un partido que debería ganar sin tantos líos, pero, como han dicho en Ate, hay que jugar, ganar y después celebrar.
El año pasado debió clasificar a los octavos de final, pero fue eliminado por dos goles de diferencia luego de perder 0-2 con San Lorenzo en Buenos Aires.
Fue un partido de marras. Dicen que esa vez, el diablo jugó para los mexicanos, que le ganaron sospechosamente en Asunción a Libertad por 2-0.
Pero más allá de esas anécdotas, la “U” tiene un presente más alentador. Es el número dos del Grupo 4 y se enfrentará al último, con cero puntos y once goles en contra, de la serie.
Blooming podría jugar a las cosquillas en una gran jornada, pero más allá de eso, no está en capacidad de darle vuelta a la tortilla.
Salvo que la “U” se gane sola. Pero como Reynoso es un técnico sabelotodo y que se prepara para la guerra, entonces, la clasificación debería darse sin tanto bururú.
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